El «discurrir e incordiar» de una generosidad hecha cuerpo.
El pasado sábado 7 de abril del 2018 fallecía, a punto de cumplir ochenta años, el sociólogo Mario Gaviria Labarta (Cortes, 1938-Zaragoza, 2018). Pensador e investigador de carácter marcadamente transdisciplinar y generalista, su obra se caracteriza por seguir aquella máxima leninista que tanto le gustaba recordar «el análisis concreto de la realidad concreta». Un representante como pocos de esa condición del sociólogo que Alfonso Ortí denomina ‘generalista de lo concreto’, un horizonte de pensamiento desde el que se “reivindica la compleja e integral sustantividad de lo social, construyendo los instrumentos metodológicos y teóricos para llevar adelante” el oficio de sociólogo (Rodríguez Victoriano).
Ficha del documento:
– In memorian por David Prieto Serrano.
– Mario Gaviria.
– abril del 2018
– El «discurrir e incordiar» de una generosidad hecha cuerpo. En recuerdo de Mario Gaviria: sociólogo, activista, maestro
Puede encontrase una versión previa en el blog Paisaje Trasversal. http://www.paisajetransversal.org/2018/04/recuerdo-Mario-Gaviria.html#more
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Entrevista a Mario Gaviria en A fondo (TVE) from Cmrlj on Vimeo.
El pasado sábado 7 de abril fallecía, a punto de cumplir ochenta años, el sociólogo Mario Gaviria Labarta (Cortes, 1938-Zaragoza, 2018). Pensador e investigador de carácter marcadamente transdisciplinar y generalista, su obra se caracteriza por seguir aquella máxima leninista que tanto le gustaba recordar «el análisis concreto de la realidad concreta». Un representante como pocos de esa condición del sociólogo que Alfonso Ortí denomina ‘generalista de lo concreto’, un horizonte de pensamiento desde el que se “reivindica la compleja e integral sustantividad de lo social, construyendo los instrumentos metodológicos y teóricos para llevar adelante” el oficio de sociólogo (Rodríguez Victoriano). En su práctica se conjuga una particular disposición de la mirada (Simmel) —un “saber en perspectiva poliédrica capaz de combinar y componer saberes de distinta procedencia— con una desbordante “imaginación sociológica” (Wright Mills). El resultado es un conocimiento que no se produce en el vacío, sino que se enmarca en un proyecto proactivo de pensamiento socioinstituyente (Ortí).
Su vida se caracteriza por la lucha activa, notablemente y de forma pionera en torno al movimiento antinuclear y ecologista. En una entrevista de 1976 en el programa A fondo (RTVE) Joaquín Soler le presentaba como “un hombre que toca tantas teclas que es muy difícil clasificarle”. En aquel momento, Mario Gaviria explica esta aparente indefinición, ajena a los departamentos estancos del saber académico, enmarcando su práctica en el ejercicio de un fuerte compromiso social: “mi vocación verdadera sería que la gente pueda vivir trabajando poco y viviendo bien, entonces, todo mi esfuerzo va destinado a poder conseguir una sociedad confortable, que no gaste mucha energía, que no polucione mucho, que no se exploten unos a otros, y que sea bastante armónica, es un sueño” .
Formado inicialmente en Derecho, nunca quiso ser abogado, y tras una estancia semi-clandestina en la London School of Economics, obtuvo una beca para estudiar en el Centro Universitario Europeo en Nancy y el Instituto de Altos Estudios Europeos en Estrasburgo. En Francia, conoce a Henri Lefebvre, su maestro y amigo, que en aquellos momentos trabajaba sobre la vida cotidiana y propiciaba investigaciones como L’Habitat pavillonaire (1966). Con Lefebvre no sólo se forma en sociología urbana, comparte una gran complicidad vitalista, pasión por la vida urbana, el pensamiento de lo cotidiano como extraordinario, una filosofía de la calidad de vida y el fervor de la festividad. De vuelta en España, publica sus primeros textos en El Heraldo de Aragón —“Zaragoza en el Banco de Pruebas” (1964) y “Zaragoza en el Banco de Ideas” (1965), recuperados más tarde en el libro “Zaragoza contra Aragón” (1974). Textos que de alguna manera llaman la atención de Pedro Bidagor, en aquel momento al frente de la Gerencia de Urbanización del Ministerio de la Vivienda, y decide encargarle unas publicaciones sobre los polígonos de descongestión industrial de Madrid (Guadalajara, Aranda de Duero..). En Madrid, produce su primera investigación relevante, sobre la Ampliación del Barrio de la Concepción (publicada en 1966 en la Revista Arquitectura) y se embarca como profesor en el CEISA (Centro de Enseñanza e Investigación, Sociedad Anónima), aventura fundante de la llamada «escuela crítica de sociología» y avanzadilla de la institucionalización de la Sociología en España.
En CEISA, Mario Gaviria funda el Seminario de Sociología Urbana y Rural, un espacio en el que —como recuerda Ramón López de Lucio— se proponía una aproximación pedagógica de la arquitectura y el urbanismo muy alejada del “esteticismo ensimismado típico de la Escuela de Arquitectura en aquellos años”, comprometida con la realidad social. No solamente por sus contenidos, también por una metodología fundada en el aprendizaje situado, “poniendo la etiqueta de investigador” (por verdes que estuviesen, como recordaban desde el público en la jornada sobre Urbanismo y Compromiso Social, que celebró en 2013 el Club de Debates Urbanos en homenaje a Gaviria) a muchos jóvenes estudiantes en la investigación sobre el Gran San Blas, también publicado por la revista Arquitectura en 1968). Esta disposición, de maestro comprometido y animador de numerosos «círculos de generosidad intelectual» (Isabela Velázquez/Agustín Henández Aja) se prolongará en la relación con cientos de personas a lo largo de toda su vida.
Su primera etapa intelectual, centrada en el estudio urbanístico, vira hacia el estudio de dinámicas territoriales más amplias, señalando contradicciones y analizando la emergencia de hechos nuevos avanzado el “Campo, urbe y espacio del ocio” (1971). En 1972, el Seminario de Sociología Sociología Urbana, Rural y del Ocio, que desde 1965 tenía su sede en Madrid se trasladó a Benidorm, para llevar a cabo un ambicioso estudio ecológico en 16 ciudades españolas sobre las “concentraciones urbanísticas creadas en España durante los últimos años como centros receptores de turismo” (Fundación March, 1971). De esta aventura intelectual, surgen varios libros pioneros sobre ordenación del territorio, sociología del ocio y producción del espacio turístico, el neocolonialismo materializado por los operadores turísticos, la producción del tiempo o la experiencia y emociones. Por ejemplo, “España a Go-go” (1974) o “Benidorm, ciudad nueva” (1977). Con esta ciudad, Benidorm, genera un vínculo que perdura el resto de su vida. Mario supo analizar este proceso socio-urbanístico más allá de estereotipos y estigmas, reivindicando sus potenciales hasta llegar a proponer la ciudad como patrimonio de la humanidad, en el sentido de «materialización en el espacio del Estado del Bienestar» .
En 1973, en la reunión de estudios de la Sociedad Española de Economía y Sociología Agraria, Mario reconoce encontrarse en «un momento de crisis teórica y metodológica profunda» a raíz de la información recibida en su viaje a Estados Unidos que le hace reflexionar sobre los efectos no deseados del desarrollo «como una consecuencia principal de la deterioración de la calidad de vida para los urbanos, la expulsión de la población rural, y finalmente, la deterioración de la […] salud a largo plazo». De Pensilvania y California, trae documentación que le inspira a escribir los primeros artículos antinucleares de importancia en el Estado español (Pedro Costa): “Los peligros de las centrales nucleares (Diario de Navarra, 1973) y Centrales nucleares (Andalán, 1973). Y, en 1974, hará de anfitrión en Benidorm de la asamblea anual de 1974 de la Asociación Española para la Ordenación del Medio Ambiente (AEORMA), creada en 1971, en la que se redactará el Programa Nacional del Medio Ambiente y el Manifiesto de Benidorm. La lucha antinuclear y por las energías renovables, será desde entonces su gran batalla vital, desde la oposición a las centrales nucleares prevista en Tudela y el Bajo Aragón —que conseguirán paralizar— hasta las luchas por cerrar definitivamente Garoña y la prolongación de la vida útil de las centrales que refleja el audiovisual “Requiem Nuclear” (2014) o su último libro “El Paraíso Estancado: la complementariedad hispano-alemana” (2015).
En estos años, su producción intelectual comienza a orientarse desde una “perspectiva dialéctica” (Ibañez) y canaliza su extraordinario “olfato empirista” (Baigorri) hacia estudios con una clara intención de intervención alrededor de las dinámicas de desequilibrio territorial, los flujos energéticos, la autonomía regional —“la causa misma del subdesarrollo de unos es el desarrollo de otros” (Benko y Lipietz)— y las potenciales alternativas. Destacan en este sentido estudios colectivos como El Bajo Aragón Expoliado (1977), Extremadura Saqueada (1978), El Modelo Extremeño (1980) o Navarra, Abundancia (1978). También los trabajos alrededor del sindicalismo agrario, el movimiento campesino, el impacto de la General Motors o la gestión del agua en desde el grupo ARRE (Alternativas Radicales para la Ribera del Ebro), en el que Gaviria participa junto con un grupo de líderes campesinos, técnicos y otros estudiosos de la agricultura de la cuenca del Ebro.
A mediados de los años ochenta y hasta su jubilación trabajó como profesor en la Escuela Universitaria de Trabajo Social de la Universidad Pública de Navarra, añadiendo todo un nuevo campo de análisis e intervención social (abordando problemáticas como la pobreza, bienestar e integración social, los servicios sociales, vivienda, minusvalía y empresas sociales, prevención ante la epidemia del sida, etc…) e impulsando medidas como la renta mínima de inserción. Aunque la mayor parte de su producción a partir de entonces se centra en el trabajo social, no desaparecen las inquietudes ecológicas y territoriales y el impulso de la innovación energética.
Hasta sus últimos años, centrado de nuevo en la desnuclearización y en el estudio del Islam —“La Buena Vida, las Energías renovables y la reislamización fría en el 2030” (2011)—, no dejó de “discurrir e incordiar” (como decía a Soler en la citada entrevista de 1976) y de luchar por la transformación social y la buena vida. “Maestro de varias generaciones de sociólogos urbanos, rurales, del ocio y ambientales en España” (Wikipedia) tampoco cejó en su labor de enseñanza y formación de casi todo aquel que se le acercaba con interés, con una generosidad inaudita en el campo intelectual actual. Te echaremos de menos, Mario.
Esta entrada fue publicada el 17 de mayo del 2018 en la anterior web del archivo.